jueves, 9 de octubre de 2014

Reflexiono, analizo, acepto y aprendo


Este Post que están leyendo, tenía varios días analizando sobre si debía escribirlo o no. A la final decidí hacerlo, por que cuando comencé este Blog dije que narraría mis experiencias en la cocina, incluyendo las frustraciones…

Siempre he preparado salsa Carbonara de una manera sencilla: sofriendo tocineta en una sartén, añadiendo crema de leche, queso parmesano, sal y pimienta. Esta técnica siempre había funcionado de maravilla, sin embargo yo sabía que la receta clásica incluye yemas de huevo, y esta vez quise hacerla así.

Todo iba muy bien hasta que, coloque las yemas en baño de María para pasteurizarlas y luego se las añadí a mi salsa base… Una salsa que tenía un aspecto maravilloso, era espesa y con un sabor exquisito, se transformó en una tragedia! Tan pronto añadí las yemas la salsa se volvió grumosa, prácticamente parecía un queso ricotta!!!

Trate de solucionarlo añadiéndole, un poco de liquido de la cocción de la pasta y mejoró mínimamente, pero les puedo decir que perdí todo el trabajo y dedicación que había puesto. De sabor no estaba mal, pero al cambiar la textura de esa manera, el plato no se puede disfrutar.

Todos mis consejos sobre cocinar con buena actitud y arriesgarse los había cumplido, pero cuando vi semejante desastre no supe manejar la frustración, confieso: Fue un duro golpe al ego.

Las fotos llegaron hasta donde la salsa tenía buen aspecto, no hubo foto final…

Hoy varios días después, reflexiono, analizo, acepto y aprendo.

Aunque creo que pasará un buen tiempo, para que vuelva a arriesgarme a hacer la versión que incluye yemas jajajaja!

Aquí les dejo las fotos de cómo realmente terminó ese día!!! ;)





Besos,

Astrid.

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